El
internismo permanente y estéril está en el ADN de los radicales. Cuando no
están en el poder, la interna supuestamente es para llegar al poder, mientras
que cuando lo detentan es para ver quien es más burócrata. Una permanente
competencia en pos de titulo de la inoperancia.
Gerardo
Morales es una viejo zorro en estas lides, sabía en el momento mismo de asumir
que las internas de poca monta se darían sin solución de continuidad en los
segundos y terceros niveles de decisión, lo que nunca esperó es que estas
internas se desaten con singular vehemencia entre los contratados de menor
cuantía y sin ninguna jerarquía.
Sorpresa
mayúscula en la mesa chica de Morales cuando comenzaron a llegar los rumores de
una interna encarnizada en la Secretaría de Comunicación y Gobierno Abierto.
Desde
la partida de Carlos Guari, esta repartición de nombre ostentoso, se convirtió
en un barco a la deriva, sin estrategia comunicacional alguna y sin abrir el
gobierno.
Con
la cantidad de empleados suficientes como para editar un diario de 72 páginas,
los muchachos no dan pie con bola, comunican mal y tarde, se rigen por la lógica
del empleado público.
Raúl
García Goyena, llegó simplemente a cubrir una vacante, ante tanta escasez, Gerardo
Morales hecho mano a lo que tenía más cerca y ungió a uno de sus hombres más
fieles.
Desconocedor
absoluto del complejo mundo de las comunicaciones, García Goyena se mueve por instinto,
pero nunca su instinto condice o responde a la realidad y a las urgencias
comunicacionales de un gobierno en formación.
Sus
relaciones personales con los dueños de medios ya son insuficientes, las
criticas al gobierno, aunque por ahora son esporádicas, hacen daño, y no
encuentra la forma de frenarlas o por lo menos atemperarlas.
Cada
ves que los gremios salen a la calle o realizan una asamblea, la batalla
comunicacional la pierde el gobierno, en la sociedad queda instalado a fuego el
reclamo de unos pocos.
La
cuestión de La Esperanza también es otro ejemplo que vale, una buena iniciativa
de Gerardo Morales se encamina directo a un escándalo, en la calle está
instalado que 800 familias quedarán en la calle.
García
Goyena tiene voluntad, aunque una impericia manifiesta, para colmo está
absolutamente enemistado con las nuevas tecnologías y las nuevas prácticas
comunicacionales.
Pero
los problemas para Gerardo Morales no terminan allí, ya que en la propia
Secretaría de Comunicación y Gobierno Abierto, se desató una interna tan
ridícula como desopilante.
Resulta
ser que un tal Matías Angulo, está dispuesto a calzarse el saco de García
Goyena, y para lograr tal cometido inició una campaña intentando generar una
suerte de "operativo clamor". El tal Angulo no deja de quejarse ante
los periodistas de la ignorancia de García Goyena, diciendo que él es el único
que saca las papas de fuego, que esta cansado de tapar los agujeros que su jefe
va dejando a cada paso.
La
ambición de Angulo puede más que la racionalidad, y su desesperación lo lleva a
quejarse en los círculos periodísticos hasta del propio gobernador.
Días
pasados, en los homenajes por el día de periodista, Matías Angulo comentaba a
viva voz que entre los problemas que debe "resolver" está la inopia
del propio mandatario en temas comunicacionales.
Angulo
habla como si supiera, cuando en realidad es un digno poseedor de una ignorancia
supina de los temas comunicacionales.
Raúl
García Goyena se mantiene en el cargo con el único fin de justificar su
existencia, mientras que Matías Angulo quiere llegar sin medir costos, aunque
aún no sabe para qué quiere llegar a ser el nuevo Secretario.
Morales
sabe que en esta Secretaría tiene un problema grave, pero no tiene en su staff
alguien con la capacidad suficiente para hacerse cargo y poner proa al norte de
semejante desaguisado.
García
Goyena quiere seguir en el gobierno pero en algún lugar que entienda algo;
Angulo que tampoco entiende del tema no tiene ninguna chance de llegar, merced
a su más que reducido vocabulario, su dudosa prosa y sus desmedidas y voraces
aspiraciones.